TERMINAR CON LOS GRAFITIS NO AUTORIZADOS.
Relacionado con todo anterior, debemos terminar con los grafitis no autorizados. Hoy en día los grafitis en la comuna de Santiago ya no constituyen una expresión artística (que pueden serlo) sino que se ha transformado en una de las formas de estropear la comuna. Hoy, gracias a la basura y los grafitis, la ciudad está impresentable, destruida estéticamente, en suma, una ciudad maltratada. Se ha impuesto la cultura de lo desaseado, lo que debe ser desterrado, tanto por razones estéticas, salud social y cultural, como por respeto a los dueños de cada una de esas fachadas. Los vecinos no tenemos derecho a usar y disponer de las paredes o fachadas de una casa o edificio. Ese derecho les pertenece única y exclusivamente a sus dueños, sean privados o públicos. Entonces, promoveré incentivos y subsidios para la pintura de cualquier grafiti con autorización de sus dueños, pero a su vez una precisión legislativa a fin de considerar los grafitis como un delito penal de daño específico. También promoveré la posibilidad de asociaciones con empresas de pintura a cambio de publicidad para eliminar los grafitis no consentidos por los dueños. Se me viene a la mente que años atrás unos ciudadanos chilenos fueron detenidos y encarcelados en el Cuzco, Perú, precisamente por hacer unos grafitis en una fachada del Cuzco. Espero que tratemos a Santiago como una ciudad valiosa, respetable y limpia, lo que supone terminar con la mala práctica de los grafitis. Lo anterior no conlleva una percepción necesariamente negativa del arte o expresión cultural que pueda existir en ciertos grafitis, pero esa expresión cultural debe ser ejecutada en lugares destinados a ese efecto y, en cualquier caso, contar con autorización del propietario de la pared o fachada. El Programa que hoy existe -Revitalización de Barrios e Infraestructura Patrimonial Emblemática (PRBIPE)- ha resultado insuficiente, porque apunta a la recuperación de ciertas y determinadas fachadas, y no a limpiar la ciudad en total.