¿POR QUÉ AHORA Y POR QUÉ EN LA COMUNA DE SANTIAGO?
PORQUE HOY VIVIMOS UN MOMENTO CRUCIAL, EN EL QUE, EN EL FONDO, ESTÁ BAJO AMENAZA EL ESTADO DE DERECHO.
Lo que está ocurriendo en Chile, y particularmente en la comuna de Santiago, es una crisis generalizada. A mi juicio, los graves problemas de la comuna, mirados en su conjunto, ponen en riesgo la sostenibilidad de la comuna y finalmente del país, poniendo, de este modo, bajo amenaza el Estado de Derecho.
Cuando dejamos de vivir en un Estado de Derecho, es decir, cuando la ley y las autoridades empiezan a no ser respetadas; o cuando no se teme ni respeta la ley ni las autoridades; o, dicho de otro modo, cuando la ley no se vive en el día a día, el Estado de Derecho se cae. Y cuando esto sucede las sociedades se quiebran; se corrompen y se hace difícil revivirlas.
Es urgente revitalizar el Estado de Derecho, partiendo por la comuna de Santiago. El Estado de Derecho no existe porque se diga que existe; el Estado de Derecho existe sólo si se vive.
Desde luego, aunque sea un lugar común, no puede dejar de mirarse el primer y más grave problema: la delincuencia y la ilegalidad en general ha aumentado de manera exponencial, por cierto en el número de delitos, pero por sobre todo en su peligrosidad e impunidad. La comuna de Santiago está tomada por la delincuencia. La gente no se atreve a salir en las noches. Conozco familias que se están turnado para dormir, para vigilar que no les roben, entre otros miedos. Hoy es impresionante pasear por las tardes/noches en la comuna de Santiago: los negocios cierran temprano; la gente se encierra en sus casas; la vida nocturna está muy reducida; las madres no dejan salir a sus hijos; las plazas están más bien vacías y sucias; la basura se recoge tarde, mal y nunca; el ruido de fuegos artificiales de los narcos en todos los barrios hace parecer, casi a todos los días, como año nuevo; los traficantes pasean como tales de modo impúdico; los ladrones también; la gente consume marihuana en las calle como quien se toma una bebida. Las bandas de delincuentes y narcotraficantes se asesinan entre sí, día a día, en las distintas esquinas, plagando los barrios de balas locas que suelen herir o incluso quitar la vida a vecinos de bien. Hoy existen sicarios que cobran algo como $100.000 por matar a otro. Carabineros, independientemente de sus esfuerzos, no tiene la infraestructura ni apoyo para hacer lo suyo. El comercio ilegal campea en todas partes, y de especial modo en el centro de la comuna, con el consecuencial perjuicio para los habitantes y comerciantes legales que sí pagan patentes, arriendos y cuentas. Ni hablar de cómo los grafitis tienen la comuna completamente rayada y a menos traer. Los lugares públicos están siendo cerrados, en vez de iluminarnos y de eliminar la delincuencia, y las personas sin techo no son asistidas por la comuna, por lo que terminan apoderándose de estos lugares. Las nuevas rejas de algunos parques son un ícono de la renuncia de esta última administración comunal a hacer prevalecer la ley. Junto a lo anterior, muchas calles están destruidas, de un modo que yo no veía desde mi niñez. Ni hablar de las calles adoquinadas, cuyo valor patrimonial e histórico es simplemente ignorado. Tampoco se ven políticas efectivas para rescatar el valor patrimonial de Santiago. En fin, la ley no está rigiendo en Santiago.
Algunos datos. Según Paz Ciudadana (Plataforma de datos comunales (pazciudadana.cl)) la comuna de Santiago es la comuna del país con la mayor cantidad de delitos en el último trimestre de 2023, con 8.103 delitos, lo que a su vez implica una tasa de 1.511,5 delitos por cada 100 mil habitantes, la tercera más alta del país. En seguida los porcentajes por cada tipo de delito:
Ahora, la evolución de la cantidad de delitos indica que en el período de Irací Hassler han ido aumentando persistentemente (comparando únicamente el cuarto trimestre de 2023 con igual trimestre de 2022, lo que no incluye una posible alza del 2024 o al menos la mayor violencia durante el 2024). A saber:
Según La Tercera, basada en la información proporcionada por el Ministerio del Interior, Santiago es la comuna de la Región Metropolitana con mayor número de homicidios, según es posible ver en la siguiente segmentación
Si bien se discute si durante los años 2023 y 2024 ha aumentado o no el número de delitos, lo que no se discute es que ha aumentado la violencia, crueldad y notoriedad en los asesinatos, generando una importante sensación de inseguridad: “[…] los indicadores de homicidio tienen que ver con dónde se ha ido instalando el crimen organizado, porque hoy día lo que está pasando en Chile es que el homicidio está mutando a un fenómeno de ajuste de cuentas, con aumento de homicidios con armas de fuego, aumento de homicidios con imputados desconocidos”.
Otro motivo para presentarse como concejal: la corrupción o al menos la negligente administración de la comuna de Santiago durante los últimos años, especialmente durante la administración de Irací Luiza Hassler Jacob (PC).
Un claro ejemplo: La ex – Clínica Sierra Bella. La alcaldesa Hassler Jacob fue imputada por fraude al Fisco por la frustrada compra de la ex – Clínica Sierra Bella. La edil buscaba pagar $8 mil 252 millones a la sociedad San Valentino por la propiedad, comprada meses antes por esta última en $2 mil 232 millones. Es decir, 6 mil millones de fraude. Se dice que para allegar recursos monetarios a la tesorería del Partido Comunista, tienda política de la alcaldesa. Gracias a la actividad de una concejal, la Contraloría y la Fiscalía este fraude finalmente se frustró.
Adicionalmente, y sólo a modo de ejemplo, con el Teatro Municipal como escenario, la alcaldesa Irací Hassler, a fines de junio de este año celebró lo que se suponía era la cuenta pública comunal 2023-2024, que contó con la participación del presidente del Partido Comunista, Señor Lautaro Carmona, la Ministra del Trabajo, Señora Jeanette Jara, también del Partido Comunista, además de parlamentarios y otras autoridades. Ahí, sorprendentemente y desafiando la realidad que viven los vecinos de Santiago, la alcaldesa aseguró haber recuperado los espacios públicos, desalojado las casas tomadas por el crimen organizado y reducido en un 45% las incivilidades en la comuna. Ahí, dicho sea de paso, ocurrió algo delicado, que trasluce la falta de cuidado con los fondos públicos, pues la edil organizó, a propósito de la cuenta pública, una ceremonia como un “acto de campaña”, desde que incluyó números artísticos y la presentación, ni más ni menos, que de La Sonora de Tommy Rey, todo pagado, por supuesto, con los fondos municipales y, en cualquier caso, organizado como un acto de campaña. Por lo demás, el documento de la “Cuenta Pública 2023” parece una oda a la alcaldesa Hassler o al menos un álbum de fotografías. Quien lo mire la podrá ver haciendo deporte, bailando, pintando, etc.
Otra mirada importante: Santiago es fundamental para lo que pueda ocurrir en el país. Lo que se pueda o no hacer en Santiago es lo que, creo, va a ocurrir o no en el país. De ahí que me parece fundamental que los esfuerzos que hagamos tengan que iniciarse en la comuna de Santiago. Es más, pienso que la guerra contra la delincuencia, contra el comercio ilegal, contra la basura, contra la suciedad, contra la prostitución desorganizada, contra el abandono de los locales comerciales, las oficinas y los hogares, tiene que comenzar, tanto desde una perspectiva icónica como técnica, por la Plaza de Armas y sus alrededores, y de ahí extenderse hacia los demás sectores de la comuna y luego de la ciudad, particularmente a las otras “zonas calientes”. Debemos dejar pulcra la Plaza de Armas y sus alrededores. Tiene que ser un lugar alegre, completamente seguro, para que la gente vuelva a visitarla, a vivir en sus extraordinarios edificios; a disfrutar de sus espacios culturales; a tener comercio legítimo en sus locales y galerías. Los turistas que lleguen a Santiago tienen que sorprenderse con la belleza de la Plaza de Armas, con su seguridad, con su limpieza, con su vitalidad. Desde ahí, entonces, tenemos que ir quitándole Santiago, cuadra por cuadra, a la delincuencia, a la droga, a la basura, a la mugre, a los grafitis y al comercio ilegal. Se trata de una guerra fundamental.
Creo estar capacitado para cooperar en soluciones radicales a tales problemas. Soy abogado y me dedico precisamente hace 31 años a conflictos complejos, duros y de larga duración, que no tienen una solución inmediata, que requieren perseverancia, estudio, estrategia y fuerza, entre otras condiciones.
Y como dije, quiero y pertenezco a Santiago, desde muy joven y por mi propia decisión.