Definir un plan contra la delincuencia
– Se trata de una tarea de largo aliento, pero posible. Lo que ha hecho la Municipalidad hasta ahora (con fuerte énfasis en comités vecinales) ha sido un fracaso, a pesar de contar con gran apoyo de fondos desde la SUBDERE (liderada por el Frente Amplio y el PC) y no se condice con las políticas exitosas en Latinoamérica en la lucha contra la delincuencia, según veremos. Propiciaré, además, la contratación de un equipo destinado permanente y exclusivamente a la ejecución a los planes relativos a la seguridad y orden.
Considerar las experiencias exitosas en el mundo y Latinoamérica, como Bogotá, Medellín, Ciudad de Juárez, Glasgow, Australia y Nueva York, EEUU, entre otras
– Propiciaré que en este plan contra la delincuencia, el comercio ilegal y el desorden se tengan en consideración las experiencias exitosas en el mundo y Latinoamérica. Hay ejemplos prometedores, en especial a nivel municipal, que con esfuerzo han volcado la situación. Ello, porque las autoridades municipales tienen contacto más directo con sus electores y por lo mismo más información, y, si quisieran usarlos, gozan de espacios para tomar acciones efectivas de prevención y persecución. Algunas ciudades más violentas del mundo han tenido éxitos impresionantes y Santiago no tiene porque ser la excepción. El caso de Bogotá, Colombia, que entre 1995 y 2013 vio su tasa de homicidios disminuir en un 70%. Medellín, también en Colombia, tuvo una disminución aún más drástica, ya que en 1991 registró la tasa más alta de homicidios del mundo con 86 asesinatos cada 100.000 personas, pero luego de adoptar medidas probadas y adecuadas experimentó una caída del 85% entre 2002 y 2014. Ya en 2017 logró su índice más bajo en 30 años: 23,3 homicidios cada 100.000 habitantes, una disminución del 73%. Lo más impresionante ha sido Ciudad de Juárez. México, que vio su tasa de homicidio desmoronarse de 282 por 100.000 a apenas 18 entre el 2010 y el 2015. Glasgow, Escocia, donde más de 170 pandillas habían convertido a Glasgow en el epicentro del knife crime (crimen con arma blanca), desde 2008 la policía ejecutó un programa que permitió reducir la tasa de homicidios a más de la mitad: de 5,3 homicidios cada 100.000 habitantes en 2007 a 2,3 en 2014. En la década de los 90 Australia vivió una seguidilla de sucesos que marcaron un antes y un después para el país. Luego de 14 tiroteos masivos y 127 muertos en sólo 10 años, firmaron un Acuerdo Nacional de Armas de Fuego (NFA, por sus siglas en inglés) que, luego de su implementación en 1996, logró reducir las muertes relacionadas con armas en un 50%. En los últimos 28 años no volvieron a tener otra masacre. La ciudad de Nueva York, EEUU, registró 1814 homicidios en 1980, tres veces más que hoy. Las drogas, como la heroína y el crack (una “piedra” de muy bajo costo fabricada con residuos de cocaína) habían infestado cada rincón oscuro de la ciudad. Los policías eran sobornables y en el tren subterráneo había más de 250 delitos graves por semana. Pero todo empeoraría: hacia 1990, los homicidios alcanzaron su cúspide con 2245 en solo un año, un promedio de seis asesinatos por día. Con una corrupción que llegaba hasta la columna vertebral de la policía, parecía imposible revertir la situación. Pero después de 20 años de trabajo lo lograron. Las cifras de 2017 confirman que hubo menos de 300 asesinatos por año, el número más bajo en 70 años, lo que ha implicado una reducción de los homicidios en un 83,3% y una reducción del 50% del crimen. Fue muy relevante el alcalde de New York, Rudolph Giuliani, quien se hizo conocido gracias a su lucha de 8 años contra el crimen en Nueva York y su programa de “Tolerancia Cero”. También es interesante analizar qué se ha hecho en la ciudad de La Serena, Chile, la que, haciéndole honor a su nombre, se llevó el galardón de ser la ciudad más segura de Latinoamérica. Otra ciudad o sector que ha avanzado mucho es el centro de Buenos Aires y habrá que ver qué es lo que han hecho. Por último, será necesario ponderar qué política, respetuosa de los Derechos Humanos y del debido proceso, pueda ser rescatada de lo hoy ocurre en la República de El Salvador. En general las políticas de uno y otro país para combatir la delincuencia han sido distintas. En Australia, por ejemplo, se aplicó una política disruptiva consistente en comprar las armas a los delincuentes, con lo que llegaron adquirir prácticamente 1.000.000 de armas, que después fueron destruidas. En Glasgow, Escocia, se aplicó una política con alto énfasis social, consistente en, amén de políticas persecutorias efectivas, reunir a las pandillas con las familias afectadas, exponiéndoles el daño que estaban provocando, así como ofrecerles trabajo y educación. En cambio, en Latinoamérica (Bogotá, Medellín y Ciudad De Juárez) así como en Nueva York, la lucha contra la delincuencia ha estado marcada por, primero, una cooperación entre las autoridades locales con las fuerzas policiales y fiscalías; segundo, la definición de mapas de delincuencia, esto es, de las zonas calientes, para destinar las acciones a dichas zonas calientes y de modo inmediato (bajo el entendido que la gran mayoría de delitos los cometen las mismas pocas personas); tercero, la utilización de softwares y tecnología de última generación, que van mostrando, entre otras, cuáles son las zonas donde aumentan los delitos para saber dónde se deben ejercer con mayor eficiencia las acciones de seguridad. Lo anterior considera, además, una amplia iluminación de las zonas calientes, una permanente presencia de seguridad, acciones inmediatas, drones y cámaras. En fin, todas estas experiencias deben ser consideradas en la comuna de Santiago para definir un plan de seguridad efectivo y así devolver la ciudad a sus vecinos.
Solicitar al Ministerio Público que, junto a Carabineros y la Seguridad Municipal, participen en la definición de un plan de seguridad que, siguiendo las experiencias internacionales exitosas, comience por la Plaza de Armas y sus alrededores.
Sin perjuicio de lo anterior, propondré que se le solicite al Ministerio Público, particularmente al propio Fiscal Nacional, que el Ministerio Público, junto a Carabineros y la Seguridad Municipal, defina un plan de seguridad que comience de manera relevante por la ciudad de Santiago, y específicamente por la Plaza de Armas y sus alrededores. Hoy a las cinco de la tarde la Plaza de Armas y sus alrededores ya es peligrosa, repleta de drogas, prostitución, comercio ilegal y delitos. En las narices de la Municipalidad. Es fundamental contar con el apoyo de la Fiscalía Nacional y Carabineros, para coordinar con ellos las acciones de seguridad e inteligencia que sean necesarias. No es posible que los vecinos de los distintos sectores de la comuna de Santiago sepan perfectamente dónde están los delincuentes y narcotraficantes y no exista un plan efectivo. Con recursos y buena voluntad, junto con la coordinación con la Fiscalía y Carabineros, y considerando la experiencia de otros países de Latinoamérica y el mundo, es posible poner coto a estos graves problemas.
– Todo lo anterior deja de lado otras políticas que exceden el marco comunal, tales como (i) la política carcelaria con todo lo que ello conlleva, (ii) la reinserción y educación, (iii) explorar la manera de regular las drogas, de modo de extraer la comercialización de la droga del crimen organizado, (iv) los esfuerzos de cohesión social y de mejoramiento de zonas marginales, (v) la renovación urbana y vínculos entre los barrios ricos y pobres de las ciudades, lo que incluye medidas de transporte público, restauración de parques recreacionales y provisión de servicios de calidad, (vi) políticas públicas multiagenciales, (vii) combatir la sensación de impunidad que genera la falta de condenas por parte de la Justicia, entre mucha otras, que tienen en general un ámbito superior al comunal.